sábado, 18 de mayo de 2013

LOS CABALLEROS DE LA ORDEN DEL SOL, SIXTO PAZ WELLS




LOS CABALLEROS DE LA ORDEN DEL SOL 
10 May 2013 07:19 AM PDT
por Sixto Paz Wells

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COMPENDIO PLAN CÓSMICO 

“En el principio no había principio porque el Todo y la Unidad siempre existieron contenidas en sí mismas. 

...Esa es la esencia de la unidad. Fue entonces cuando la Esencia Divina optó por la dualidad y amándose a sí misma, creó la diferencia. Así surgió la Creación”. (Revelaciones de Amarna)


Existe una cosmogonía extraterrestre, y un Plan Cósmico que nos narra cómo fue que empezó todo, con qué propósito y por qué se dio así. Esto ha sido develado por inteligencias extraterrestres, intraterrestres e interdimensionales de diferentes maneras y a través de seres humanos seleccionados para ello por su mayor sensibilidad y predisposición. Estas personas han sido contactadas a múltiples niveles, siendo las formas más habituales de contacto: la telepatía, el viaje astral consciente, la bilocación y el encuentro físico directo. Buena parte de ese conocimiento se encuentra también en el Registro Askásico del Planeta, o Cinturón Magnético que envuelve nuestro mundo grabando todo cuanto ocurre, se dice o se piensa. 

Los mecanismos y claves de acceso a ese registro se hallan grabados en esas personas que fueron preparadas de antes, en encarnaciones anteriores, y en diferentes puntos del planeta, a la espera de ser activados. Según ésta historia universal, el Cosmos estaría dividido en tres grandes universos o realidades, una contenida dentro de otra. Estos son: el Universo Espiritual, el Mental y el Material. 

El Universo Espiritual o interno creó al Universo Mental, y éste a su vez al Universo Material o Septernal. Nosotros vivimos en el Universo Material que posee siete dimensiones. En dicho universo los seres humanos poseemos siete cuerpos, que nos permiten actuar en cada una de esas siete dimensiones. Para despertar la conciencia en cada uno de esos siete cuerpos, hay siete chakras (ruedas) o vórtices de energía que se activan a través de la sagrada respiración. 

Los siete cuerpos son: El Cuerpo físico, denso o material. El Cuerpo Astral o emocional, también llamado de los deseos, unido al cuerpo físico a través de un cordón umbilical de energía llamado “El Cordón de Plata”, y que se quiebra cuando una persona fallece. El Cuerpo Mental Inferior o del carácter y la personalidad. El Cuerpo Mental Superior o Cuarta Dimensión, vehículo de nuestras facultades psíquicas como la telepatía, la clarividencia, dermóptica, premonición, etc. 

El Cuerpo del Alma o acopio de los recuerdos de nuestras vidas anteriores. El Cuerpo Espiritual o Espíritu, que es la conciencia. Y finalmente el Cuerpo Esencial o nuestra Esencia Divina. Cuando una persona fallece muere su cuerpo físico, pero el cuerpo astral y el mental inferior recién lo hacen hasta después de tres días, aunque en algunos podrían durar más tiempo dependiendo de su apego al plano denso, o el de sus familiares o al grado de conciencia o inconciencia que haya tenido ese ser. 

Los animales tienen un alma colectiva, los seres humanos un alma individual. Cuando los animales mueren vierten al estanque cósmico o alma colectiva de la naturaleza su experiencia de acuerdo a la especie. Cada cierto tiempo se condensa esas energías del estanque cósmico en almas individuales producto de la suma de la experiencia acumulada y contenida. Nosotros no fuimos antes animales, sino que somos un producto diferente, la condensación o destilación de esa energía. 

Los seres conscientes que poseemos un alma individualizada a partir de la condensación de las energías y experiencias contenidas en el estanque cósmico, estamos sujetos a múltiples encarnaciones, en un largo proceso de crecimiento y aprendizaje. Todos estamos sujetos a vivir todas las posibilidades en carne propia para ir evolucionando en conciencia, para poder más adelante, asistir a los demás y guiarlos hacia su crecimiento. 

Más allá de la séptima dimensión, como en la música, en una octava superior hay un universo paralelo llamado el Universo Mental. 

Correspondiéndole de la octava a la décima dimensión. Los seres que allí habitan ya no son extraterrestres, terrestres o intraterrestres, sino “Ultraterrestres”, y son los que conocemos como los verdaderos: Ángeles, Arcángeles, Tronos, Principados, Querubines, Serafines, Potestades y Dominaciones. Y de la undécima dimensión en adelante habría un tercer universo que sería Espiritual. 

En el Cosmos hay un solo Dios, como Esencia Divina y Unidad, pero que se manifiesta en los tres universos de maneras diferentes y complementarias. Así en el Universo Espiritual se le llama la Unidad, la Esencia Divina. En el universo Mental se le llama el Padre Madre Creador, mientras que en el universo Material se le llama el Profundo Amor de la Conciencia Cósmica o El Espíritu de Amor. 

Debajo de Dios, hay jerarquías intermedias que se encuentran en cada uno de los universos. Decía que el Universo Espiritual creó al Mental, y el Mental al Material, de tal manera que no fue Dios directamente el que creó nuestro universo, sino que fueron los Padres Creadores unas entidades del Universo Mental, seres Ultraterrestres llamados “los Hellel” o “los Resplandecientes”, también conocidos como “Los Hijos de Dios” que corresponderían a la categoría de Arcángeles. 

Para comprender esto en su relación con la vida humana, podemos decir que los primeros tres vehículos: el cuerpo físico, el astral y el mental inferior constituyen el Plano Material, de tal manera que nos conectan a través de dicho Plano con el universo Material de siete dimensiones. Los siguientes tres vehículos: el cuerpo mental superior, el alma y el espíritu, constituyen el Plano Mental, de tal manera que nos conectan con el Universo Mental de tres dimensiones. Y el séptimo vehículo, que es el cuerpo Divino o nuestra esencia Divina, que también se divide en tres: Voluntad, Sabiduría y Amor, nos conecta a través del Plano Espiritual con el Universo Espiritual que se encuentra de la undécima dimensión en adelante. Por ésta razón al Universo Espiritual se le llama “Interno” o “Esencial”, por cuanto es el propio origen de todas las cosas. Sólo aquellos que lograrán alcanzar la séptima dimensión de conciencia, que corresponde al cuerpo de la Esencia y al plano espiritual podrían conectar con el Universo Espiritual.


Este Universo material en el que vivimos ha tenido muchas creaciones, ésta no es la primera ni será la última. Y como tiene un principio también tendrá un fin, que termina siendo como un reciclaje colectivo. A pesar de ser finito éste universo, no tiene límites. Es como una mega esfera, que en su interior es como un queso lleno de hoyos. Nada de esto niega la existencia de Dios, al contrario demuestra que el Creador actúa a través de intermediarios en las diversas dimensiones y planos. 

Las primeras civilizaciones que surgieron en ésta última creación fueron guiadas directamente por los seres ultraterrestres, produciéndose con ello un avance muy rápido y auspicioso, llevando a las civilizaciones que florecieron a pasar pronto de una tercera a una cuarta dimensión de conciencia, y luego continuar hacia una quinta y luego una sexta. 

Las que iban por delante ayudaban a las que surgían nuevas, en una larga cadena de solidaridad y apoyo mutuo. 

Los seres del Universo Mental no tienen una evolución como la nuestra, por cuanto ellos fueron creados en la condición en que se encuentran, como seres muy mentales y dependerá mucho de lo que ellos sean capaces de lograr con nosotros y a través nuestro para que esto afecte su evolución. Esto es que el universo mental creó al material como para que en la medida que los seres del universo material evolucionen, empujemos a los ultraterrestres a reconectar con el Universo Espiritual, que es el origen de todo y de todos. 

Los seres ultraterrestres son seres mentales, de tal manera que todo en ellos pasa por lo racional, y poseen el conocimiento de donde viene todo y hacia dónde se dirige. Esto los obliga a no desviarse ni a derecha ni a izquierda, limitando su libre albedrío, pero no los imposibilita a cometer errores, más aun cuando entran en contacto con el Universo Material donde la dimensión de las emociones puede influirles pudiéndoles hacerles perder la perspectiva. 

Las primeras civilizaciones que se desarrollaron en ésta última creación, recibieron mucho en poco tiempo, por lo que en su avance y colaboración con otros llegaron a un punto que para sobrevivir a las rivalidades, a la influencia de las pasiones y tensiones de todo tipo generadas por las emociones, procuraron neutralizar dichas emociones llegando a ser más mentales que sus propios mentores; por lo que se estancaron evolutivamente. Y en un universo dinámico como es el nuestro, el estancamiento es sinónimo de muerte. Esto obligo a los seres ultraterrestres a participar de una suerte de Concilio Cósmico para evaluar los orígenes del problema y procurar las correcciones necesarias. 

Entre los asistentes al Concilio se hallaba uno de los más famosos Padres Creadores, Lucifer, Lug o Luzbel. Otro de los asistentes al cónclave fue Miguel o Michael. Lucifer lo tenía muy claro. El consideraba que el error que se había cometido y que había provocado el estancamiento de las civilizaciones más avanzadas , haciéndoles llegar hasta una sexta dimensión de conciencia, pero no más allá y que había frenado al resto dejándolas en dimensiones inferiores, era consecuencia de haberles facilitado demasiado las cosas, permitiéndoles acceder al conocimiento sin mayor esfuerzo o dificultad. Había que devolverle a la creación su dinámica, por lo que sugirió introducir en el Universo Material entidades disociadoras que entorpecieran y obstaculizaran al máximo el proceso evolutivo presionando el aspecto de las emociones para darle mérito y devolverle la dinámica interrumpida. 

Los demás seres ultraterrestres estuvieron de acuerdo que había que hacerse algo para corregir el estancamiento, pero no así con cambiar las reglas de juego y experimentar nuevas alternativas con aquellas civilizaciones que ya tenían un camino caminado, por cuanto podría ser malinterpretado por ellas. Por su lado Lucifer se opuso en todo momento a que se experimentara con civilizaciones nuevas, que recién se estaban iniciando o que todavía no habían empezado, porque era como encumbrar a unos novatos por encima de sus entenados. 

Se llegó entonces a una solución que podríamos llamar salomónica, esto es, se decidió experimentar sobre civilizaciones y mundos que no tenían futuro alguno, que se habían destruido totalmente y de manera natural en el proceso de la evolución. Así si el proyecto fracasaba no importaba por cuanto originalmente aquellos mundos no tenían oportunidad, y si el proyecto funcionaba y llegaba a surgir allí una civilización con un potencial psíquico y espiritual superior capaz de inspirar nuevos horizontes , esto ocurriría en un tiempo alternativo, al margen del real tiempo del universo. En todo momento el experimento se mantendría aislado pudiendo ser abortado o terminado en cualquier momento. 

Se decidió entonces escoger ocho planetas de categoría “UR”(planetas de aura azul, predestinados para un desarrollo espiritual superior siempre que sobrevivieran a su inestabilidad, por ser ellos planetas muy inestables que fácilmente entran en convulsión y se destruyen , o atraen impactos meteóricos o de cometas que tanto los pueden destruir como sembrar o alterar la vida en ellos ) , dos por galaxia, involucrando en total cuatro galaxias de un grupo local de galaxias que gira en torno a la M31 la gran nebulosa de Andrómeda. 

Los planetas escogidos ya se habían destruido y no existían en el Real Tiempo. Uno de esos planetas era la Tierra. Se autorizó entonces que un grupo de civilizaciones extraterrestres viajaran a través del tiempo y del espacio mediante atajos interdimensionales (pliegues cósmicos o agujeros de gusano), llegando a los planetas escogidos antes de que estos murieran e impidiendo que sucumbieran, creando con ello un tiempo alternativo paradójico. Para los extraterrestres el tiempo en el universo es como una espiral ascendente, de tal manera que en una de las curvas de la espiral la Tierra murió, pero el universo continuó. 

Fue precisamente hace mil doscientos millones de años que nuestro planeta fue víctima de impactos de lluvia meteórica que acabaron con la vida del planeta y con el planeta. Entonces a través de los portales dimensionales abiertos llegaron los interventores (Ingenieros Genéticos o Sembradores de Vida) viajando por el espacio tiempo, llegando a nuestro mundo antes que sucumbiera creando otra realidad, y a partir de ese momento se crea otro tiempo que corre paralelo al anterior. Supuestamente al ser éste, un tiempo paradójico, se suponía que debía ser irreconciliable con el tiempo real, pero los acontecimientos demostrarían lo contrario. 

Ahora, ¿qué prueba científica habría de que esto que estoy diciendo podría ser real? Precisamente, cuando los científicos procuran datar la antigüedad del universo utilizan para ello el llamado “Efecto Dopler”, que es el corrimiento de la luz hacia el rojo del espectro, y que permite medir la velocidad con la que las galaxias se acercan y se alejan entre sí. De acuerdo a esto, se ha calculado que el universo tendría entre 10,000 a 15,000 millones de años de antigüedad. 

Pero lo que los científicos no se pueden explicar, es por qué cuando ellos miran en determinada dirección del universo, siempre se encuentran con ciertas estrellas más antiguas que el “Big Bang”, lo cual es imposible. No puede haber estrellas más antiguas que la creación. Otro elemento interesante de apoyo a éste planteamiento es que en el año 2002, cuando la sonda espacial Voyager debía de salir fuera del sistema solar para buscar vida en otros mundos fuera del sistema, cuando dirigió sus cámaras y detectores en dirección hacia la Tierra no detectó vida en nuestro mundo. 

Fue un escándalo porque ¿cómo podría buscar vida en otros mundos si ni siquiera la detectaba en la Tierra?. Lo que ocurrió es que la sonda había pasado muy cerca de las lunas de Júpiter, donde habría un portal dimensional que comunicaría con el Real Tiempo del Universo, y dentro del Real Tiempo no había vida en la Tierra, ni siquiera habría Tierra. La Tierra es parte de un sistema solar que a la vez es una porción ínfima de una galaxia (La Vía Láctea). 

Nuestra galaxia posee más de 400 mil millones de estrellas, repartidos en cuatro brazos espirales donde se encuentran alrededor de unos cien mil millones de sistemas solares. 

Todos los mundos más evolucionados de nuestra galaxia en capacidad de ayudarse y ayudar a otros se encuentran bajo la regencia de un Concejo de 24 Ancianos, llamado el Concejo de la Confederación de Mundos. Debajo de ellos hay todo un orden jerárquico de civilizaciones conformado por los Ingenieros Genéticos o Sembradores de Vida, luego vienen los Guardianes y vigilantes, y finalmente los Instructores Planetarios. Los 24 Ancianos de la Galaxia, o Concejo de nuestra Galaxia tiene un representante en Andrómeda, y así cada una de las galaxias satélites, de tal manera que todos ellos conforman el Concejo de los 9 de Andrómeda, y la relación de éste Concejo central con cada una de las Galaxias, se le conoce como la Gran Hermandad Blanca de la Estrella, simbolizada por una estrella de Seis puntas símbolo de la conexión entre los universos a través de la Cuarta Dimensión o Tiempo Real. 

Con el tiempo nuestro planeta volvió a destruirse, pero parcialmente. Esto fue hace unos 65 millones de años, con aquel meteorito de casi 10 kilómetros de diámetro que chocó en las costas de México, quedando nuestro mundo peligrosamente inclinado sobre su eje. Con éste nuevo desastre la Tierra fue el primero de los ocho planetas escogidos que fue descartado del Plan Cósmico. Pero más adelante, tres de los otros siete planetas se volvieron a destruir totalmente, y cuatro se estancaron evolutivamente, porque en ellos se intervino tanto y tan directamente, que las civilizaciones que allí surgieron imitaron procesos, terminando por estancarse igualmente. 

El único planeta en el cual los experimentadores perdieron el control sobre el experimento desde un inicio pudiendo llegar a cumplirse con la expectativa original, es aquí en la Tierra. Por ello se le retomó dándole una nueva oportunidad, y hace millones de años atrás los interventores modificaron la genética de nuestros antepasados a través del poder del sonido, facilitando y alentando saltos en la evolución. Fueron siete Ingenieros Genéticos llamados en la Biblia “Elohim”, los que descendieron en un punto de África y que experimentaron directamente con los proto-homínidos. Uno de aquellos Elohim estaba directamente influenciado por Luzbel, su nombre era Gadreel. 

Era un médico extraterrestre identificado con el símbolo de la serpiente, que en su momento boicoteo el proyecto alentando a nuestros ancestros constituidos por varias parejas que habían sido colocados en una nave laboratorio, a consumir plantas con propiedades alucinógenas. Gadreel fue castigado por su inadecuada actuación siendo dejado en nuestro planeta como exiliado, y refugiándose posteriormente en el mundo intraterreno. 

Desde que el concilio de los “Hellel” decidió llevar a cabo el Plan Cósmico Lucifer o Luzbel ha venido entorpeciendo el proceso, haciendo sentir su oposición a que su propuesta original fuera variada y adaptada. Por lo que su misma actitud lo ha llevado a actuar de acuerdo al papel que él mismo había propuesto, enfrentando y disociando. Y esto lo ha venido haciendo a través de diversos personajes a lo largo del proceso. 

Hace 25 mil años de los nuestros, dos grandes civilizaciones extraterrestres: los seres de Orión y los de las Pléyades, recibieron el encargo de llegar a nuestro mundo en calidad de Guardianes y Vigilantes, para supervisar más de cerca la evolución del Plan. El principal de los Oriones era un ser de aspecto reptiloide (también identificado con el simbolismo de la serpiente) llamado Satanel o Satán, una entidad extraterrestre, a la vez leal seguidor de la filosofía y lineamientos de Luzbel, por lo que hizo lo imposible por boicotear y sabotear el Plan Cósmico, generándose tal nivel de tensión en una suerte de guerra de galaxias cuyos ecos todavía resuenan en el cosmos, enfrentando a los guardianes y vigilantes. 

En Orión hay muchos sistemas y mundos habitados por todo tipo de seres, algunos de forma humanoide como nosotros, otros totalmente diferentes. Por ello, no es extraño el que hayan seres de aspecto reptiloide antropomorfizado en el espacio, por cuanto para ejemplo esta nuestro planeta, donde la evolución pudo haber llegado a albergar formas evolucionadas de reptiles. 

Satanel argumentaba que el ser humano de la Tierra podría poner en peligro el orden cósmico desestabilizándolo y revolucionándolo todo, siendo seguido por un grupo de oriones que tomaron extremas medidas de violencia para imponer su criterio, lo que hizo que fueran sometidos y en calidad de disidentes, fueron finalmente desterrados en la Tierra. 

Acostumbrados a vivir miles de años fuera de nuestra atmósfera, envejecieron y murieron aquí, quedando atrapados en otra dimensión, declarando desde allí una guerra psíquica a la humanidad, procurando manipularlo y constituyendo una suerte de gobierno en la sombra, que quiere impedir a como de lugar la evolución de la humanidad. 

Este gobierno interno negativo no puede manipular a toda la humanidad, por lo que escoge y selecciona a personas débiles de voluntad encendiendo sus carismas, vinculándolos a la política, la religión, la economía, la moda, la música, la mafia, las drogas, etc para que desde allí controlen y manipulen quitándole a la humanidad la fuerza y voluntad de cambio, encaminándolo a la autodestrucción e impidiéndoles el conocimiento de nuestro rol protagónico en el concierto de los mundos. Lo que los mueve a los disidentes a actuar de la forma que lo han venido haciendo a lo largo de miles de años, es el temor al cambio y a un nuevo estado de cosas. Si bien no todos los oriones participaron de la disidencia, quienes se mantuvieron fieles al Plan Cósmico se le permitió quedarse en las Lunas de Júpiter estableciéndose en colonias mineras que sostuvieran las estaciones orbitales con recursos. 

Desde allí quedarían en calidad de observadores del proceso, para que llegado el momento pudieran volver a contactar con la humanidad en calidad de instructores, reivindicándose y resarciendo a la humanidad por los errores y arbitrariedades cometidos por los otros Vigilantes. Los oriones fueron reemplazados por los seres de Sirio (Can Mayor) en su calidad de Vigilantes y Guardianes, colaborando con los pleyadianos, manteniéndose al frente de nuestro planeta. 

Pero la influencia nefasta de los exiliados consiguió que doscientos pleyadianos cometieran la grave trasgresión de tener relaciones sexuales con seres humanos de la Tierra, como lo afirman las tablillas sumerias, el Libro del Génesis Bíblico y el Libro Apócrifo de Enoc. Los mestizos que surgieron de esa relación fueron reunidos en un archipiélago de diez islas en el océano Atlántico dando surgimiento a la civilización atlante. El mal uso que hicieron los atlantes del conocimiento recibido de sus padres extraterrestres coincidió con una catástrofe planetaria cíclica de cambio climático, haciendo desaparecer esta civilización de la faz del planeta. 

El mito de Noé que se repite de una cultura a otra hace referencia a ésta catástrofe, y al proceso de salvamento de un pequeño número de personas. Esta situación con los oriones disidentes y el problema posterior que se dio con los pleyadianos, hicieron que el grado de interacción de los extraterrestres con la humanidad creara inesperados vínculos difíciles de romper. Es como que en un laboratorio donde se está experimentando una vacuna, los científicos más prominentes allí destacados quedan expuestos y contaminados a la enfermedad u a otra, y ahora no queda más remedio que encontrar el remedio para una cosa y la otra, sino, hay que cerrar (sellar) el laboratorio con todos adentro, quedando peor que al principio. 

Los salmos de la Biblia mencionan esta condición tan especial que se le ha otorgado al ser humano de la Tierra de poder marcar la diferencia: “¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él y para darle poder? Lo hiciste poco menos que los ángeles, Lo coronaste con gloria y dignidad, Le diste el mando sobre la obra de tus manos, Todo lo sometiste bajo sus pies”… (Salmo8,5) 

La destrucción de la Atlántida y del último período de la Lemuria llamado “Mu”, debido al cambio climático y a las catástrofes propiciadas ya en aquel entonces por el ser humano, precipitaron un primer envío de 32 seres extraterrestres en calidad de organizadores de los archivos del Registro Askhásico, para lo cual descendieron en el desierto del Gobi en la Mongolia, y fundaron allí la mítica Shambala, capital del mundo intraterreno de Agharta estableciéndose como la Hermandad Blanca de la Tierra. 

El conocimiento fue guardado a través de una red de túneles y ciudades subterráneas en diversas partes del mundo para que estuviese a disposición de la humanidad llegado el momento. Posteriormente fueron enviados otros 144 seres pero como instructores planetarios, que descendieron en la Mesopotamia, y en Mesoamérica estableciendo contactos directos esporádicos con las poblaciones humanas para ayudarlas a retomar el proceso interrumpido por los grandes desastres. 

Por todo lo que ha venido ocurriendo en los últimos miles de años en nuestro planeta y alrededor de él, podemos decir que cuanto acontece aquí ya no se puede circunscribir únicamente a nuestro entorno. Los interventores no pueden ser meros observadores del proceso sacando conclusiones como asistiendo a un Reality Show televisivo. Somos todos parte de una misma historia y de una misma solución. Por ello hemos visto multiplicarse los avistamientos ovnis en todo el mundo y manifestaciones de todo tipo. Pero los extraterrestres son muy conscientes de que en éste especial momento de la historia planetaria no deben de hacer por nosotros lo que a nosotros nos corresponde. 

Hoy por hoy nos encontramos al final de un ciclo cósmico que había sido vaticinado en un sin fin de profecías en donde todos estamos asistiendo a trascendentales cambios mundiales, entre ellos el Cambio Climático Mundial, los Mega desastres, Terremotos y Erupciones Volcánicas, la Crisis Económica, Política, Social y de violencia e inseguridad, etc. 

En ninguna de estas profecías se hablaba del fin del mundo, sino del final de los tiempos, y para que haya un final de los tiempos, tendría que haber más de un tiempo. Por ello lo que se espera que ocurra en los próximos años es que el tiempo alternativo y paradójico en que vivimos se junte , integre o sincronice con el Real Tiempo del Universo, de tal manera que solo habrá un tiempo, con todas las consecuencias que esto supone. 

Toda esta historia muy simplificada y resumida, difícil de creer y asimilar es el Plan Cósmico, y es el drama que estamos viviendo en la actualidad. 

Sixto Paz Wells

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